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Fertilizar es alimentar a sus plantas, darles, de una forma u otra, comida. Pero atención: solo debe hacerse en el caso de que la planta no encuentre lo que necesita en la tierra. En principio, un vegetal se debe valer por sí mismo. Una planta no muere nunca por falta de abono, pues en el peor de los casos, deja de crecer.
Fertilización necesaria
Cuando la tierra es pobre, como ocurre a menudo alrededor de las nuevas edificaciones, hay que pensar en aportar un complemento a las plantas. Los suelos de rellenos suelen ser pobres, y no pueden nutrir suficientemente a los vegetales, los cuales, sin morir, van a crecer lentamente. Del mismo modo, en una tierra normal pero cultivada desde hace mucho tiempo, los nutrientes pueden ser escasos para ciertos vegetales que plantemos en ella como, por ejemplo, los bambúes muy grandes, que son increíblemente ávidos de nutrientes. Por tanto, a no ser que tenga una tierra muy rica, más vale pensar en fertilizar sus plantas.
Dónde la fertilización es indispensable
Existen tierras muy pobres, como los suelos llenos de guijarros y en pendiente, o tierras muy arenosas. Frente a este tipo de situaciones es indispensable fertilizar si se quiere obtener una plantación exuberante. Teóricamente habría que utilizar los vegetales en función de las posibilidades del suelo. En un suelo pobre es preferible plantar vegetales rústicos y dar prioridad a lo que crece mejor. Es la mejor solución si se busca el éxito en cuanto al cuidado, pero visualmente puede que no sea lo que a usted le gusta. Por tanto, si busca la exuberancia en un suelo pobre, prepárese para fertilizar sus plantas.
Por qué fertilizar ?
Abono, compost y compañía
Cuando hablamos de fertilización, pensamos enseguida en los abonos, lo cual es un error, pues los abonos corresponden a materias de origen químico u orgánico (naturales) que liberan en el suelo elementos nutritivos. Es raro que un abono pueda servir por igual a todos los tipos de plantas, y de hecho suelen estar dirigidos a ciertos tipos de plantas. El único y verdadero abono polivalente es el compost. La materia orgánica (humus) obtenida mediante la descomposición de los residuos vegetales aporta todos los elementos nutritivos a las plantas del jardín cualquiera que sea su tipo. Además de con los abonos y el compost, podemos nutrir a nuestras plantas de otra forma, cubriendo los pies de materiales vegetales que van a descomponerse poco a poco. Los restos de lino, de cáñamo o las cascarillas de cacao, por ejemplo, tienen la facultad de descomponerse rápidamente en contacto con el suelo, nutriendo, consecuentemente, a las plantas más próximas. Preparar un compost y dejar los restos vegetales transformarse en humus a los pies de las plantas necesita cierto tiempo, por ello, cuando necesitamos ir rápido, el uso de los abonos permite ganar tiempo.
Atención al exceso de abono
No hay que utilizar el abono de cualquier forma, pues ello podría desilusionarnos. El principal riesgo es aportarlos en exceso. Podríamos pensar que añadir un poco más de la dosis recomendada no puede hacer daño, pero en realidad herimos a la planta. Un vegetal, para explorar los recursos minerales del suelo forma un sistema de raíces tan abundante como le es necesario. Fabrica más en suelos pobres que en suelos ricos, donde los elementos nutritivos están disponibles con facilidad. Si añadimos demasiado abono, las raíces pueden encontrarse de repente desbordadas por los elementos nutritivos absorbiendo grandes cantidades, ocurriendo que mueren parcialmente o completamente.

Fertilizar no es necesario en algunos casos, como hemos visto. Pero la estación juega un papel importante, ya que no alimentamos las plantas de la misma forma en todas las épocas.
Cuándo fertilizar ?
En primavera
Justo antes de que la estación empiece, favoreceremos el rebrote de las plantas. Las raíces están muy activas en ese momento y están listas para recibir los nutrientes. Les hace falta, por tanto, un abono que ponga a su disposición los nutrientes bastante rápido, pero no en gran cantidad, porque se corre el riesgo de producir quemaduras en el caso de excesos de abono. Un abono rico, de difusión rápida, pero bien dosificado es lo que requieren las plantas en los suelos pobre y los vegetales « glotones ». Si lo hace con la anterioridad suficiente, puede aportar un abono orgánico, con una difusión relativamente rápida, como los que se presentan en polvo. Si no, utilice los abonos orgánicos líquidos o los abonos sintéticos, que actúan ya sea inmediatamente (atención a la sobredosis) o lentamente (abono – lento).
Cuándo fertilizar ?
En verano
En esta época los cultivos ya están desarrollados, incluso los estacionales. Si necesitan fertilizarse será con un abono de acción rápida. Encontrará en esta categoría abonos químicos y abonos orgánicos, como el guano, o la potasa en granulado. Actúan inmediatamente y cualquier sobredosis conlleva una quemadura de las raíces. Sin embargo, bien utilizados, devuelven el vigor a una planta desnutrida cultivada en maceta y que no tenemos tiempo de trasplantar inmediatamente o mantienen la fructificación de las verduras cargadas de frutos jóvenes. Los setos jóvenes, en pleno desarrollo y en un terreno pobre, apreciarán también estos aportes.
Cuando el verano está bien avanzado puede empezar a dar abonos lentos, de los cuales las plantas se beneficiarán durante el otoño e incluso en la primavera siguiente. Los abonos rápidos no deben usarse en plantas que ya empiezan a declinar, porque lo único que harían seria contaminar el suelo.
Cuándo fertilizar ?
En otoño y en invierno
Las plantas entran en un periodo de descanso, aún si no pierden sus hojas o si florecen durante el invierno. Por este motivo no necesitan que se las nutra en este momento. La única fertilización que podría prever concierne a los abonos de liberación lenta, como huesos triturados o cuernos, al pie de los setos.
El abono estrella del invierno es, por supuesto, el estiércol. Ponga una capa de 5 a 15 cm sobre la tierra y a los pies de los cultivos, que se descompondrá lentamente y se obtendrá humos al principio de la primavera, cuando las plantas lo necesitan. Con el estiércol no se arriesga a una sobredosis. El mejor momento para ponerlo es enero-febrero. Si lo aplicamos antes, los nutrientes que contiene serian liberados por las lluvias del invierno. Por contra, si se extiende más tarde, no le dará tiempo a descomponerse para la primavera (nutrirá las plantas durante el verano).

ELEMENTOS FERTILIZANTES

El nitrógeno para el verde
El nitrógeno es el principal elemento que todas la plantas necesitan. Las plantas que nos interesan por su follaje ( las verduras de las que comemos las hojas, los setos, las plantas decorativas de follaje y el césped) necesitan más nitrógeno que de los elementos nutritivos restantes. El nitrógeno no debe, sin embargo, aportarse en demasiada cantidad, pues puede quemar las raíces si está excesivamente concentrado en un abono de liberación inmediata. En una planta que tenga poca necesidad de nitrógeno, un exceso de éste puede forzarla a producir hojas en detrimento de sus flores y de sus frutos (tomates, calabacines, etc.) ; por ello, no hay que abusar del nitrógeno y es mejor aportarlo en pequeñas cantidades para evitar las quemaduras. El nitrógeno se encuentra en casi todos los abonos. Todo lo que proviene de la descomposición de las partes verdes de los vegetales lo contiene.
El fósforo, para lo duro
El fósforo tiene la reputación de favorecer el vigor general de la planta y, sobre todo, del crecimiento de los tallos. El suelo tiene carencias de fósforo muy raramente y, si una planta no crece, puede estar seguro de que no está falta de fósforo sino de otro elemento nutritivo (nitrógeno o potasa, por ejemplo). Los árboles frutales tienen la fama de exigir más fósforo, especialmente en primavera. No sirve de nada abusar de éste.
La potasa, para lo tierno
Este elemento nutritivo sirve mucho a las plantas, sobre todo a aquellas de las que esperamos una floración generosa o una buena fructificación. Las verduras y frutas, las plantas vivaces de flores y los arbustos floridos, tienen una necesidad de potasa importante. En los suelos pobres vale la pena aportarlo a los cultivos durante la estación, por ejemplo a los pies de las plantas de tomates con sus frutos bien formados. La potasa se encuentra en las cenizas y en muchos de los abonos orgánicos o químicos.
Los oligoelementos, no olvidarlos
Estos incluyen todos los otros elementos nutritivos, desde el calcio (cuyo exceso es tan dañino en los suelos calizos) hasta el boro. Los oligoelementos en general no faltan en el suelo. Pero si usa abonos simples, es decir, que solo contienen nitrógeno, o fósforo o potasa, se arriesga a una carencia de elementos nutritivos necesarios en dosis pequeñas. Las plantas no se verán bloqueadas porque les falta el nitrógeno o la potasa, pero si por algunos de los oligoelementos. Inteligente el que pueda adivinarlo, pues necesitaría un laboratorio entero para saberlo. La mejor solución es utilizar abonos que contengan oligoelementos o abonos orgánicos. Estos tiene la particularidad de contener impurezas químicas, que no son otra cosa que oligoelementos.


Un abono es mucho más que una caja o un bote: es una materia que puede ser natural o no, y emplearse de diferentes maneras. Busque el que mejor le convenga.
¿Químico, orgánico o bio?
Escoger un fertilizante
Los productos fertilizantes tiene dos orígenes posibles: orgánico o químico. Los abonos orgánicos corresponden a una materia natural que viene de un elemento vivo: es tanto como decir que hay muchos tipos. Los detritos animales o vegetales nos proveen de una amplia gama de abonos orgánicos. Estos deben descomponerse en la tierra para ser utilizados por las plantas. Algunos abonos orgánicos se presenta bajo forma líquida y se descomponen en solo unos días. Otros necesitan varios meses antes de estar disponibles. Se les llamaabonos de fondo, porque liberan su alimento lentamente pero durante mucho tiempo.
Los abonos orgánicos se pueden utilizar en la agricultura biológica. Sin embargo, son raramente bio: por ello habrá que probar que los constituyentes del abono han sido ellos mismos producidos según los métodos de la agricultura biológica. Casi siempre, hablar de abono ecológico es abusivo, excepto si este lleva claramente la mención « AB ».
También se habla a veces de un abono natural, lo que puede inducir a error. Los verdaderos abonos naturales, como los nitratos de Chile o el lithothamnium (algas), son extraídos de lugares especiales. Se trata de materiales no renovables y por tanto no duraderos.
Los abonos químicos se fabrican (a partir de componentes simples y de energía). Tienen, en teoría, la misma acción en las plantas que los otros abonos, y actúan a menudo más rápido, porque no necesitan descomponerse.
Escoger un fertilizante
¿Abono liquido o solido?
Las dos formas tienen sus ventajas. El abono liquido se mete fácilmente en una regadera, pero hay que tener cuidado de no equivocarse con la dilucion. Los abonos sólidos no necesitan una preparación pero hay que enterrarlos al pie de la planta con una herramienta con la azada o con un transplantador, por ejemplo. Resulta ser más práctico para su utilización en grandes superficies, porque diluir su abono en una regadera se vuelve pesado rápidamente !
No existe la "buena dosis"
Definir en gramos o en volumen la dosis que necesita cada plantación es imposible. De hecho, los abonos están más o menos concentrados y hay que utilizar mayor o menor cantidad. Pero lo más importante es determinar si sus plantas necesitan de verdad el abono. Un examen de su tierra (por ejemplo realizando un análisis de su composición ) le dará una pista sobre las necesidades que ésta tiene. Es igualmente útil una inspección de sus plantas: si tienen la apariencia de tener carencias, les cuesta florecer, o no crecen comparadas con las plantas de la vecindad.
El abono foliar
Abonar por las hojas. Este es un método poco conocido. Basta con diluir un abono liquido en un pulverizador y aplicar el abono por medio de finas gotas en el follaje de las plantas a fertilizar. La absorción es mejor, y se derrocha menos producto. Sin embargo, si se equivoca con la dosis, las hojas no perdonan y se quemarán. Los abonos orgánicos líquidos no convienen para este uso, y únicamente los abonos químicos líquidos se pueden aplicar de esta forma, siendo para jardineros experimentados.

Envase instructivo
Todos los abonos del comercio tienen un código con letras y cifras. Desconcertante cuando no sabemos interpretarlas, la información se vuelve muy interesante para un jardinero experto. ¿Lee los productos que compra a sus hijos?. ¡Haga lo mismo cuando compre algo para sus plantas!
Utilizar bien un fertilizante
En tres letras
La composición de cualquier abono del comercio ( incluso bio ) corresponde al símbolo químico de cada elemento nutritivo seguido de su cantidad, sin medidas. A veces hablamos del código NPK (N por el nitrógeno, P por el fósforo y K por el potasio). Así encontrará abonos tales como :
N-P-K 15-12-8 : contiene 15 partes de nitrógeno por 12 de fósforo y 8 de potasio, y nada más ( sin oligoelementos). Es un abono bastante somero y concentrado, porque las cifras son elevadas. A reservar para los céspedes y los setos, por ejemplo, y usar con moderación.
N-P-K 7-5-6 + 1 S : contiene 7 partes de nitrógeno por 5 de fósforo y 6 de potasio, pero contiene también 1 parte de azufre (S). Un poco menos somero que el precedente, a utilizar por ejemplo en flores o verduras poco exigentes.
N-P-K 1-3-2 + 1 MgO : contiene tres veces más de fósforo que de nitrógeno, y dos veces más de potasio que de nitrógeno, y además tiene magnesio (MgO). Las cifras son un poco elevadas: es un abono suave, con el que el riesgo de sobredosis es menos alto.
Comparando el código de dos abonos, usted podrá ver rápidamente cuál es el más rico (las cifras más elevadas) y su proporción respectiva. Puede de esta forma comparar fácilmente los productos, encontrar un abono de sustitución, que contenga la misma composición y a veces menos caro.
Conserve la forma de presentación
Los abonos del comercio, orgánicos o químicos, se venden con una forma de presentación que facilita el uso. Los granulados, por ejemplo, deben incorporarse a la tierra, cerca de las raíces, a 10 cm de profundidad aproximadamente. Los abonos líquidos deben diluirse en la dosis correcta y ser aplicados durante los riegos, a los pies de los vegetales, en una tierra que ya está húmeda. Pero no es cuestión que intente fabricar un abono liquido con uno solido que no está previsto para esa forma de aplicación, pues iría derecho al fracaso y al desengaño ( imposibilidad de disolver el abono) y a las plantas no les gustaría sin duda alguna.
¡Abono y ríos: una pareja desavenida!
La presencia de pesticidas en el agua es inquietante. Y sin embargo, los abonos utilizados en los jardines causan el mismo daño al medio ambiente. Con el uso excesivo de abonos, los jardineros participan en la degradación de las aguas superficiales, fomentando el desarrollo de algas y otros efectos indeseados lejos de nuestras parcelas cultivadas. Por tanto, limite el uso de abonos en las zonas que vierten sus aguas en los ríos, al igual que en aquellos terrenos inclinados ( más de un 7%) en las que el agua erosiona o hace surcos, o en las proximidades de estanques.
A saber : la polución no se debe únicamente a los abonos químicos, pues también es debida a los abonos orgánicos (bio). Hablando de abonos hay que tener en cuenta que el exceso causa la contaminación, y poco importa el origen del abono.

ABONAR LAS PLANTAS A MEDIDA

Las verduras
Casi todas aprecian una tierra rica aunque algunas se conforman con muy poco. Más vale aportar un humus de fondo en otoño o en invierno. Las verduras más glotonas aprecian, de todas formas, un aporte de abono durante la estación. Escoja un abono rico en potasa, a aportar dar durante el riego.
Los árboles frutales
Una vez establecidos no necesitan ninguna fertilización. Al principio deles lo que necesiten para mantener el crecimiento, con abonos de fondo ( abonos orgánicos de liberación lenta ) como huesos triturados o un abono lento. Pero atención: darle abono a un árbol que tiene sed es lo peor que puede hacer, ¡ primero dele agua !
Los árboles ornamentales
Estos tampoco necesitan abono una vez establecidos. Al principio un aporte de abono rico en nitrógeno, de liberación rápida, enterrado a 1,50 m del tronco será beneficioso para ellos ( 5 m de altura = 5 cucharadas de sopa a repartir en 5 sitios a 1,50 m del tronco ). Esto no es más que una referencia: siga las dosis indicadas en el envase.
Los arbustos
Fertilice solo aquellos de los que espera una fuerte floración o los que poda todos los años. Deles un abono de fondo en otoño o en invierno y un abono más rápido en primavera, rico en nitrógeno si lo atractivo es su follaje, o rico en potasio para los restantes.
Los setos
Si son pequeños ( menos de 2 metros de altura ) o podados a menudo, trátelos como a los arbustos. Trate los setos grandes ( 3 metros y más ) y las alineaciones sin poda como los árboles ornamentales.
Los rosales
Las variedades antiguas y las rosas de flores simples se conforman con poco, pero las variedades modernas exigen una fertilización rica en potasio y un poco menos en nitrógeno a finales del invierno. Los rosales aprecian una fertilización foliar a finales del verano, así como un aporte de estiércol en invierno.
Las trepadoras
Estas saben arreglárselas solas y la fertilización no es indispensable, excepto en los suelos pobres. En este último caso, fertilícelas como a las verduras.
Alimentar sus plantas sur mesure
El césped
Los céspedes empobrecidos o amarillentos se verán mejorados por un aporte de nitrógeno de acción rápida. Más vale hacer aportes pequeños frecuentes que uno solo copioso.
Los bulbos
No los fertilice, pues se arriesgaría a que se pudriesen o a no dejarles florecer.
Las plantas de interior
Deles un abono rico en nitrógeno y también en potasio dos o tres veces al año a las más plantas más exigentes. Las más rústicas no necesitan nada más que un aporte anual, y jamás después de ser trasplantadas. Para este tipo de plantas el abono se presenta comercialmente a menudo bajo la forma de unos bastoncillos que se insertan en la tierra.
Las plantas en maceta
Fertilícelas si son plantas que crecen mucho, particularmente las trepadoras y los rosales en maceta. Las coníferas y los arbustos pequeños siempreverdes ( perennes ) tienen menos necesidades. Deles nitrógeno de liberación lenta o retardada.

FABRICAR NUESTRO PROPIO COMPOST

Fabricar su propio compost no presenta ninguna dificultad. Le basta con dejar descomponiéndose un montón de materia vegetal. Si primero el material vegetal se ha triturado o cortado en trozos pequeños y el montón se remueve regularmente con una horca, las cosas irán más rápido y el resultado será más satisfactorio. El uso de un compostador de madera o de plástico está probado que es más práctico que un simple montón dejado en el suelo. Protegido de las inclemencias como el frío en invierno y el calor en verano, la masa de residuos en un compostador se transforma en humus de forma más regular, aunque tiene el inconveniente de que es más difícil removerla.
Hay que colocar el compost a la sombra y a cierta distancia de los árboles, pues sus raíces tienen tendencia a servirse de este maná puesto a sus pies, vaciando al compost de todas sus sustancias nutritivas.
Hacer su propio compost
Si ha puesto muchos tallos a compostar, Le hará falta también dar un poco de acelerador de compuesto.
Nutrido con mondaduras
Alimente su compostador a medida que obtiene restos vegetales. Las mondaduras, las flores marchitas, las hojas muertas y los restos de poda sirven perfectamente para este uso con la condición de no tener ninguna traza de enfermedad. Contrariamente a lo que se dice a menudo, el montón de compost no se calienta demasiado y los gérmenes y enfermedades pueden transmitirse por este medio. Igualmente, no ponga a compostar plantas con semillas, porque se arriesga a verse invadido cuando utilice el compost.
Puede empezar a compostar en cualquier época. El otoño y la primavera son, sin embargo, los periodos más favorables, obteniéndose compost por término medio un año y medio más tarde. El compost es en ese momento negro y tiene una textura grumosa. No debemos poder identificar los fragmentos que hemos puesto a compostar, pues si no es así debemos dejarles más tiempo para que se descompongan. Puede obtener humus en menos tiempo (un año aproximadamente) triturando sistemáticamente todos los vegetales y removiendo el montón cada mes. Le hará falta también aplicar un poco de acelerador de compost ( sulfato de amonio, no toxico) si ha puesto muchos tallos a compostar.
Hacer su propio compost
¡ El oro del jardinero !
Sirve para todo
Utilice su compost para enriquecer la tierra cuando plante vegetales: árboles, arbustos plantas perennes o anuales. De una ayudita a sus macizos dispersando algunos puñados de este abono a los pies de cada planta. Aligere las tierras pesadas y compactas incorporando un cubo de compuesto por metro cuadrado cada dos años. Nutra sus frutales esparciendo dos paladas al pie de cada árbol a finales del invierno. ¡ El compost se utiliza en todas partes del jardín !
A saber
El compost obtenido en casa y la tierra vegetal del comercio no son lo mismo. El humus que fabricamos nosotros juega un papel de abono, porque enriquece la tierra en la que lo mezclamos. La tierra vegetal o mantillo del comercio es un soporte de cultivo, es decir, reemplaza la tierra en las macetas. Un sustrato de fibras enriquecidas, no puede reemplazar al compost cuando plantamos un árbol, por ejemplo.